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vamoscayendo

eyaculaciones

I Love Dita

Calla Dita, me quemo las pestañas.
Entorno los ojos y
quiero
encerrarme allí justo en el
Pliegue,
En la trampa,
En el látex-

El plagario mayor, aunque lejos lejos
esté
y que nunca de los jamases
mi mal ingles y peor alemán puedan
apenas sacarme del aeropuerto.

Calladita, en la pantalla; tour barato
por galerías llenas de porno duro,
çomo tu columna te sostiene +
dita entonces calla
y me concentro en el pezón
náufrago que se sostiene
de una teta como cíclope.

I love dita, entonces,
Con de chiquitita como la cinturita
Ahorcada.

Oh darling!, por la puta estéticamente
cincuentona, me tomo
el atlántico y de un
puro trago me arranco a Berlin,
aunque
la policia busca cosas prohibidas
en la casa del medico.

Y todo sea así tan virtual,
Tan lleno de bites,
Tan asombrosamente
De artificio.

Y tu látigo
y tu látex
el el chorreo jadeante por una vulva de exhibición.
cuántos marcos vale la entrada señor,
signo de interrogacion y punto.

El circo no termina nunca,
Pero Dita,
Con de grande,
I love you dita.

El terrible ovario

El terrible ovario Huelo las feromonas en el aire y preparo mi danza del cortejo. Acomodo las plumas, el espolón afilado. Clavo el ojo. También huele la sangre. Suda. Se ahoga en una espera sin sentido cuadrados los párpados, macilentos, terribles. Entonces duda. Un ovario, un ojo, una deuda sin saldar. Imperios caídos en el mantel raído de la historia. Tetas montañas, culos claustros en donde se encierran la ánimas en pena. Ovario-ojo, paridor de la muerte, muerte paridora, boca ahogada en la condena de un beso descarnado que termina por devorarte. VAgina dentada, trampa de los incautos. Colmillos granate, te clavan la cadera, la sinuosidad del muslo turgente, la mirada lasciva corriendo por la vereda un río de esperma que tragas golosamente. Hijos sin ojos, muertos descalzos esperando en la avenida del mal el tranvía a los infiernos. La sábana inquieta, la menstruación de petróleo, tu pose erecta afirmada en el lavadero del baño. Un jungla llena de monstruos allí abajo, ladillas hambrientas que devoran hombres, devastan civilizaciones, un agujero que traga la luz, un ovario de luz negra, un ovario agujero rabioso, un ovario calvario crucificado en el gólgota. Y en la cartografía de tu vulva acuosa, determino los límites y esquivo los monstruos marinos intentando desesperadamente llegar a la otra orilla. Clavo el ojo, afilo el espolón en la rueda de piedra. Salto a la cancha con las plumas encrispadas, lanzando rayos por los ojos y fuego por la fauce iracunda de bacilisco herido.

Las Mentiras

Las Mentiras Demás está decir que eres afilada como una navaja. Con alas de acero, pero no te quitas el antifaz todavía. ¿Habrá cara bajo ese antifaz?. Duermes con el, comes con el, vomitas tus embustes mirando el espejo que no refleja nada. Las costumbres, los hechos, la fenómenica transpiración que debes chorrear cada vez que entornas los ojos y nada es cierto. POr que nada es cierto ¿cierto?. O quizás es uno el demasiado crédulo. No, no es así. El mosntruo ha dejado la caverna, el vampiro siempre lleva su escofina en el bolsillo. 1000 km es demasiada distancia, pero no es bueno jugar con nitroglicerina. ¿Cuál es la compulsiva razón por qué lo haces?, es una mierda, claro que lo es. Pero claro, uno a veces también quiere el juego ¿no?, Bueno, te hackee el fucking mail y qué? algo me estaba royendo como ácido de baterías, mierda, se parece a un jodido tema de Sabina, dudaba, bueh y la curiosidad mató al gato, qué mierda. Quítate la maldita máscara de una vez por todas. Dame la cara. Muéstrame la cara, quiero verte con los colmillos, con los ojos fulgurando en la oscuridad. Y dale el bastardo la dirección de este blog pa' que vea las mierdas de fotos por sí mismo.
(menagge a trois?)

Extracto:

(TE HE ESCRITO KOMO CIEN VECES ESTE MISMO MAIL, PERO EL KOMPUTADOR SE ME HECHABA A PERDER... BEUNO LA KOSA ES K TE HE HECHADO UN KILO DE MENOS Y TE VI LA SEMANA PASADA NO MAS, NO SE KOMO ESTAS POR K LO K HABLAMOS POR TELEFONO ES RE-POKO Y EN FIN....PORFA LLAMAME MAS SEGUIDO PARA K NO SÉ VEAMOS SI HACEMOS ALGO ENTRETE UN DIA DE ESTOS.ADEMAS KIERO MOSTRARTE EL ORTO K TENGO K ES BONITO, POR DECIR ALGO.EMMMM.ME HE MOVIDO MAS K LA CRESTA POR LA COSA DE LA OBRA, EN EL KOLEGIO KON LA PROFE DE MUSIKA Y LOS DEMAS , USANDO ALIMAÑAS Y ENCANTOS PROPIAMENTE MIOS (KOMO SIEMPRE) ASI K PARECE K VAMOS ENCAMINADITOS KON ESO, POR OTRA PARTE KOMO TE DIJE POR TELEFONO TAMBIEN ESTA ESA KOSA DEL CULTURAL ESPAÑA K VA BIEN ME HICE KONOCIDA POR EL DIRECTOR Y ME KONSEGUI UNOS DOCUMENTOS PARA K PONGAS LOS DATOS DE LA KOMPAÑIA , TIENES K ADJUNTAR UN DOSSIER Y YO ME MUEVO POR TI , DE ECHO HARIA KUALQUIER KOSA POR TI...TU SABES!
TE ADJUNTO UNAS FOTOS K ME TOMÉ OJALA TE GUSTEN, DEMAS ESTA DECIRTE K TE QUIERO VER PRONTO Y TE TE RE-AMO MAS K LAS RE-CHUCHAS.............

MUCHOS BESÓNES PA TI´
ALE-GATO)

Tierno como un nido de cucarachas.
Finalizan Transmisiones

K

K POdría detenerme y dejar pasar todos los minutos. Un rato para mirarte.
Y quedarme absorto sin siquiera rozar tus labiecitos esos de muñequita de porcelana.
(dame un beso y córtame los labios).
Ahora marco las rayitas en la pared. Una tras otra.
Bajar de la micro, subir al metro, marcar el teléfono que no se sociega nunca,
el bicho tuyo ese. Podrían durar más los días, y los fines de semana largos
bueno, ser más largos. Maldito calendario gregoriano.

Entonces me doy cuenta que yo también soy una foto. Y quiero
volver atrás la maquinita de contar los días.

Todas las Vocales

Todas las Vocales 27

Podríamos no creernos. Podríamos descreernos. Juntar todas las Vocales. Todas las conjunciones y ahogarnos en toda esa palabrería hasta que no quede ninguna palabra en pie.

28

Ningún símbolo equívoco, y nos miremos en el silencio soberano de las imágenes.
¿o no?

29

Entonces entreguémonos a la praxis pura de los besos y abrazos y la teoría la dejamos para el desayuno.

Sería absolutamente justo.

30

Que las esperas no sean esperas. Que las separaciones sean sólo eso. Que los descubrimientos sean la directriz.

31

¿Encontrarnos?

Seguramente, en algún callejón sin salida.

Pero tengo una cuchara.

Pesadilla recurrente

Pesadilla recurrente 117

Salió de la pieza,
como si yo fuese el
demonio.
No me miraba de frente,
lloraba lágrimas con
grado alcohólico.

118

Y de la puerta del closet
salió una mano
que ya conocíamos,
y te apretó el culo.

Estaba sangrando.

120

Se ha ido,
tienes mi cabeza, salomé,
en la charola de plata.
Baila, ahora,
ya no importa.
Todo lo he dejado.

Pesadilla recurrente

Pesadilla recurrente 117

Salió de la pieza,
como si yo fuese el
demonio.
No me miraba de frente,
lloraba lágrimas con
grado alcohólico.

118

Y de la puerta del closet
salió una mano
que ya conocíamos,
y te apretó el culo.

Estaba sangrando.

120

Se ha ido,
tienes mi cabeza, salomé,
en la charola de plata.
Baila, ahora,
ya no importa.
Todo lo he dejado.

Recapitulación.

Recapitulación. (1.1)

1

No juguemos a simular actos sexuales que son en realidad vértigos juguetones desde el abismo hasta los intercambios cíclicos de un lado a otro. No juguemos a interpelar las manos de innumerables dedos que se entretienen paseando como ciempiés cegatones sobre el senito, sobre la nalga marina. Roza el labio superior una lengua de fuego de horno de panadero, y bajo la sombra inquieta que nos brinda la ampolleta azul, fingiendo sonrojarnos con ironía de niños viejos por los avatares, y quién sabe, después ya no nos calentemos como antes.

2
Gemelos mirones e incestuosos; larvas artificiales dueñas de las sábanas que no son inmunes ahora a nuestros ejercicios orgásmicos del desvestir, una y mil cuatrocientas veces, y de amamantar a una luna ávida de semen que luego querrás tener solo para ti, egoístamente dentro de tu concha. Un sueño lánguido de torpeza nos reúne a los dos, siempre deshidratados, siempre limpios en ese romanticismo de fábula hedionda que nos protege de las aberraciones.

3

Nos masturbábamos ciertas veces mutuamente, dos inquietos ofidios que nos escocían la entrepierna y que luego, independientemente, huían el uno con el otro, abandonándonos en el paroxismo para dejarnos abrazados y mojados y mirándonos como cíclopes.

4

Suenan los resortes como la trompeta para la retreta, el catre golpea la muralla del lado, el centinela sube el volumen y todo el mundo alega por la bulla, de nuevo el resuello, el intervalo del jadeo, el contrapunto de los pubis y las plantas de los pies acurrucadas y apopléjicas.

5

Esta es la batalla unilateral, la guerra de guerrillas escabulléndose en los montes y quebradas que dejan las sábanas deshechas, una proyección imperfecta o astuta o germinal, apuesta al pingo que no gana pero llega, o al ganador, asalto al cuartel, zafarrancho y disparadera solemne de toda la munición, punticodos hasta la caverna profunda, parapetarse tras un pezón, apreciar y medir la distancia entre el ombligo y la vulva con la lengua incandescente, huir de la bengala de tus ojos, apuntar sin cerrar los párpados.

6

Un acto satírico de esa humanidad tan peluda e insosegante, ciega y hambrienta de todas las hambres. Ahorita, quién queda más vacío, ahora que no caemos de improviso, ahora que tu cama está cercada de alambres de púa, minas antipersonal y la guardia pretoriana, es el cuento, quién queda más huérfano, es la historia, a quién se le apagaron los ojos, es el resultado.

7

Cuando busco mi calcetín mientras naufragas tu lengua humedecida maliciosamente por la playa interoceánica que es mi espalda, me despierto, me vuelvo a mi rincón de preso perpetuo y busco mi otro calcetín guacho el pobre, y me lo calzo, rebeldemente. Luego el zapato y el otro. Pero nunca los pantalones, ya que se inicia la zozobra corcoveante, el vaivén ingenuo, donde otra vez, marcamos los naipes y jugamos el juego de siempre.

8

No zapato, pa’ onde va, pa’ ya caballero, un nudo desatándose, oprime botón del pecho blando y mullido, tengo sed y tú tienes sed, no tenemos saliva, sólo nuestros pellejos astutamente bordados por un hambre sempiterna, por el insomnio, por la avidez.

9

Ya no se puede inflamar la llama, ya no se pasa la bala ni se tranca la puerta, ya no crujen los dientes con el desvarío, por que somos dos extraños, inmunes e inconscientes, sentados en micros que viajan en direcciones absolutamente opuestas. Yo me bajo. No quiero este viaje.

10

Por la puerta que me atraviesa en la mañana o en la tarde, si se da el caso, me asalta una pregunta, así con toda su rudeza y salvajismo, la pregunta inclaudicable ¿AH?, continuando la vuelta hasta los colectivos que se llueven por dentro y por fuera. No hay nada.

11

Entonces, ya entonces, un alto imaginario en el camino, una avecita se posa en la linde, entre el sueño despierto y el sueño desnudo; el azul intenso que tenías cuando era ayer y el ahora ni siquiera se apreciaba, por muy buena vista que uno tuviera, cuando en la noche lluviosa de mierda jugábamos a desentrañar ese porfiado futuro que nos hizo el quite, la finta, en la cancha mojada, y terminamos hilando la baba de la mentira, de la necedad tan de moda, viento fuerte levantando los tejados y qué salado fue el tenernos, sin sed, sin hambre, sin silencios de corchea en lo absoluto.

hh
12

Se lava los dientes y se los enjuaga con Vodka,
se los lava y se los enjuaga – con vodka -,
una y otra vez, hasta que satisfecho del resultado
se mira en el espejo y se peina un par de mechas
heredadas de un abuelo que ya olvidó su nombre.

13

Ya estaba ebrio. Salió entonces a enfrentar la
calle. (Ni está tan mal como para que le pregunten,
pero, aunque uno quiera, siempre están esas viejas
mirándote por la ventana, sapeando, sin el valor de
encararte con una mísera pregunta, las copuchentas.)

14

Yo –él- no tenía ninguna intención de verte, pero
(otra vez), algunas veces es difícil evitarlo.
Punto medio, telefonazo y tut tut tut, ocupado, gracias.
Media vuelta mar, tintineando las escasas monedas,
guita, pasta, billete, lana,
en el bolsillo, mal dormido, debido a la infame
performance del gueón de siempre, dale que dale con
las jaranas –no está mal- pero el muy hijo de puta
no invita re nunca.


15

Y ya sabe que vivo aquí, al lado, que él –yo- es el gueón al que no deja pegar pestaña. Cuántas veces me lo he topado en la entrada con ese par de minas con que vive, unas hidras parafernálicas que te vaporizan con una pura mirada.

16

(Me imagino que debe ser maricón, o con un atajo a la
mariconería, al muy de moda bisexualismo –bah- y ahí ya se me acabó el enjuague bucal.)

17

Así que ahí se encontró de frente, en medio de la cavilación,
con la sed demoledora de gargantas, que invita e invita y no
paga re nunca.

18

Así que yo –él- entró a la penumbra matutina de un tugurio y se sentó a la orilla, mirando detrás de la famosa y bien ponderada jarrita de la casa, mirando la mosquita como da vueltas, adivinando los giros en el vuelo, por acá, a la izquierda automática, un sorbo a la derecha, otro sorbito, a la izquierda arriba, uno más larguito, pa’ bajo la mosca, se me –le- calentó el soplete, pa’l lao de allá y se paró en la espalda del viejo ese.

19

La inevitable estridente ceremonia con que los viejos se amamantan de la teta de vidrio, la caña gloriosa de la mañana.

20

Así, sedientos de las profundidades de la tierra, sobrevivientes del frío de la solera, un poquito de vida les empuja a traquetear por los callejones de la miseria, y no se me arranca detalle con mi teleobjetivo, detrás del vidrio de mi propia caña, convencido que ese día, no te vi, no te llamé, y que me deslicé como culebra por las cantinas hasta que finalizaron transmisiones.

Sed de sedes

Sed de sedes No apartes de mi tu cáliz amargo. Y déjame beber de las aguas tibias que emanan de tu vulva. Me reconozco en tu pupila. Me inquieto.

Aparta de mi tu cáliz amargo. Pero no apartes tus besos. La condena no existe. Los santurrones mueren crucificados y las magdalenas procrean y extienden su prole como las arenas.

Y la espera, como un fantasma. Se acurruca en los pliegues de las sábanas y se queda dormida. Y despierta con frío y sed.

Aparta de mi tus pechos y mis ojos-círculo dentro de los círculos absortos; aparta de mí el higo maduro y dulce, aparta de mí el hueco de tu codo, el revés de tu muslo, el pelo-saliva, la piel-miedo, el temor sorpresa de un jadeo sostenido y asfixiado en la penumbra.

Entonces, agazapado, organizo la retreta. Mis manos arden. El sudor es ácido de baterías. Me corroe. Te detienes en un recoveco de una pesadilla ebria. Dejas tu estela bajando las escaleras, en un zapato debajo del sillón. Te huelo en el minutero del reloj implacable, y trato de no esperarte. Nos desesperamos.

Intento infructuosamente asirte, pero te me escurres
Entre las palmas, y sediento, apoyo mi cabeza en la almohada sola, y me duermo.

No apartes de mi nada.