Blogia
vamoscayendo

el plan maestro

Mal día de copas

Mal día de copas Y al pobre diablo, bueno, simplemente no quería irse. Lo veía detrás del vaso de cerveza como para disimular mi curiosidad morbosa. No hay nada más estúpido que intentar esconderse detrás de un vaso. Fisicamente imposible. Imbécilmente probable. Sin embargo ahí estaba, mirándolo y pensando lo bueno que era mi escondite. Una alimaña. Por otro lado, no había mucho que mirar. Ya lo había mirado todo. Los cuadros del ignoto ególatra de siempre, humo ascendiendo en azules espirales y revoloteando como pajaritos en la vacuidad de la salita, los pececitos en el encierro acuario describiendo círculos desesperados, el urinario anidando una moneda de a diez pesos, el traqueteo de la mesera abúlica y en el enrredo máximo de la aburridez última caí en la cuenta de que ya no me quedaba ningún puto cigarro, y que el último yace agónico en el mausoleónico cenicero acumulador de horrorosos y retorcidos cadáveres de marlboro. La melodía endemoniada de un telefoncillo portátil rompe el silencio de sepulcro violado por las moscas de bar y un insulso "hola" corta la vidriosa quietud desesperante en donde yo, el gran observador se devana los sesos en buscar la fórmula adecuada de nitrocelulosa, se enciende un dedo y echa una bocanada perfectamente circular de sangre roja y espesa y tibia pero más liviana que el aire.

He descubierto la Pólvora

He descubierto la Pólvora Carbón, salitre, azufre. Todo muy bien molidito y en partes proporcionales que no detallaré. El mecanismo es bastante simple. Un reloj y una batería, algo de ingenio web. Obviamente no necesita mecha. ¿cuánto tiempo? un par de horas. El muy bastardo saldrá del trabajo en su carrito de juguete. Es rutinario. Viste la misma camisa cada martes, no es la misma misma camisa, es el mismo diseño, a cuadros celestes muy tres chic y pantalones pinzados con la correcta basta en la línea de flotación de los zapatitos a medida. Los lunes, bueno los lunes la tenida es similar salvo un chaleco de bizcochos negros y cafés que le queda horrorosamente. Y los viernes casual. Un día llegó a la oficina con mocacines, calcetines beige y bermudas. BERMUDAS. El colmo, estilo jerry lewis con sobredosis de cafeína.El asunto es como instalarle los tubos, y que estalle en plena carretera, broooooooooooooooooom!!!, que ni pedacitos queden. Que le tengan que recojer con una espátula para la prueba de adn. Oh! dios mío, tendré que ir a un funeral y hace años que no asisto a uno. ¿Le llevaré flores?. No, una corona de caridad, mis respetos a la viuda, tan buena mujer, buena en el sentido de cachonda. Ahora tendrá todo el tiempo del mundo y el dinero suficiente para follarse a todos los tíos que quiera. No tendrá que ponerle los cuernos a nadie. Esperar claro está algún tiempo con recato, el que dirán, usted sabe. Seguro que se va a sentir aliviada. La novia de tribilín. Ese era su apodo. Obviamente tribilín era el imbécil del gerente general. ¿estará bien así a pura pólvora?. Demasiada sofisticación levantaría sospechas. ¿y de quién?. No no no. El hombre merece más que pólvora. Por otro lado la póvora se humedece. Plástico, explosivo sintético. Habrá que experimentar. Tomar sus precauciones. No vaya a ser que boom, vuelas tú y el que te escupa una corona de caridad sea el bastardo de jerry lewis. Habrá que esperar.

el plan maestro

el plan maestro La pantalla me está quemando los ojos. De apoco. Uno al menos ya ve medio borroso. El jefe quiere hacerlo todo a su manera, El jefe no Sabe. El jefe es un pobre diablo que tiene que pagar las doce últimas cuotas de l suzuki baleno del año, gris metálico. Me mira con cara de extrañado cuando le hablo de métodos, de sitematizar, de operacionalizar conceptos. A su cargo está un departamento de desarrollo comunitario, ja!, de desarrollo comunitario. Me miró con cara de extrañado cuando le informé que aplicaría una encuesta para tener una base de datos para configurar el diagnóstico, un diagnóstico de la situación de las MYPEs, bla, bla, bla. No me da cancha y ya me estoy hartando. Un maldito demócrata de derecha que piensa que la gente es subnormal, los mapuches todos unos imbéciles, pero aparte de maquillar un poco el la "res pública", se pasea de un lado para otro sin hacer nada. Bueno, pagar las cuotas del baleno. Tomar whisky de vez en cuando. ya le está gustando el whisky. El municipio es un despelote. No hay siquiera una planificación para el desarrollo de la comuna. Pan y circo. pero la gente no entiende, no entiende por que nadie se ha dado el trabajo de explicarles por qué es tan necesario la organización. Mientras tanto, les tratan como subnormales, como papeletas para la votación de octubre. El negocio de administrar la pobreza. Y los funcionarios degluten lentamente la papelería que han estado llenando y firmando desde hace cincuenta años atrás. Solicitudes y decretos y timbres y memos que llenan archivadores y luego cajones polvorientos que se apilan en un rincón del edificio, escombros del barroquismo burocrático. Y no se ve la orilla por ningúna parte, en este navío que hace aguas por todos lados, pero que se empeña en flotar de todas formas. Stultifera navis, en el océano de solicitudes, de palabras impresas que hacen olas gigantes, que carcomen la madera gastada del barco. Y cuando se esté hundiendo las ratas de oficina abandonarán la nave, como en el refrán. Pero esta bien. Bien, bien. Ahora tengo que escribir un memo. cambio y fuera.